Él tuvo un nombre, personas cercanas que lo apreciaban, tenía su trabajo, su casa, su familia. Un día perdió su trabajo, su casa y los cercanos se fueron alejando día a día, perdió su nombre, estaba ahí pero nadie lo quería ver. Pasó del olvido a la depresión, y se convirtió en uno de esos que andan buscando comida en los cubos de basura de los restaurantes; solitario, sucio, descalzo…con la mirada en ninguna parte.
Pedro el nombre que un día tuvo, la persona que me recuerda que nadie está libre del olvido.